miércoles, 16 de junio de 2010

La falta de sueño

En esta época de esfuerzo intensivo, cuando acabar la jornada no significa dejar de trabajar, la falta de sueño nos acompaña. Postergamos la entrada en ese océano extraño y creemos ser dueños de todas nuestras facultades que tan bien manejamos en nuestro día a día.
Pero en algún momento, el sueño se va introduciendo en nosotros: dormir o no deja de ser una opción. ¡Qué indefensos nos sentimos entonces! No vale la fuerza, no vale el músculo, no vale la más poderosa voluntad, ni ser muy hombre o muy mujer. El mundo de las sombras nos invade por momentos, nuestro cuerpo vota por el abandono y sólo algo de la mente se mantiene en una lucha que está perdida de antemano.

Ha llegado el momento de dejar de ser y no hay nada que hacer. El dulce cabeceo se impone, la caída de los párpados se nos antoja el paraíso, el equilibrio abandona nuestra voluntad. Y el momento sublime de la inconsciencia acaba con todos nuestros quebraderos de cabeza, aunque sólo sea durante unos instantes...

domingo, 13 de junio de 2010

El sueño

"Pero lo que aquí me interesa es el misterio específico del sueño por el sueño mismo, la inevitable sumersión que noche a noche cumple osadamente el hombre desnudo, solo y desarmado, en un océano donde todo cambia, los colores y las densidades, hasta el ritmo del aliento, y donde nos encontramos con los muertos. Lo que nos tranquiliza en el sueño es que volvemos a salir de él, y que salimos inmutables, pues una interdicción extraña nos impide traer con nosotros el residuo exacto de nuestros ensueños. También nos tranquiliza el que nos cure de la fatiga, pero esa cura temporaria se cumple por el más radical de los procedimientos, el de dejar de ser. Allí, como en otras cosas, el placer y el arte consisten en abandonarse conscientemente a esa bienechora inconsciencia, en aceptar ser, sutilmente, más débil, más pesado, más liviano y más confuso que uno mismo"

Ayer, un buen amigo me volvió a comentar que las Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, en la traducción de Julio Cortázar, era una de sus lecturas 10.

Yo había comprado y hojeado esta novela, pero la guardé cuando no había llegado más allá de la página 3 ó 4.
Pero hoy la he recuperado del estante y he empezado a leerla. Iré transcribiendo aquellos párrafos que me gustan y añadiendo algún comentario (que la obra original no necesita, pues ya se expresa exquisitamente ella sola).

" En el caso de la mayoría de los seres, los contactos más ligeros y superficiales bastan para contentar nuestro deseo, y aun para hartarlo. Si insisten, multiplicándose en torno de una criatura única hasta envolverla por entero; si cada parcela de un cuerpo se llena para nosotros de tantas significaciones trastornadoras como los rasgos de un rostro; si un solo ser, en vez de inspirarnos irritación, placer o hastío, nos hostiga como una música y nos atormenta como un problema; si pasa de la periferia de nuestro universo a su centro, llegando a sernos más indispensable que nuestro propio ser, entonces tiene lugar el asombroso prodigio en el que veo, más que un simple juego de la carne, una invasión de la carne por el espíritu."

Busto de Antinoo, en la Villa Adriana, en Tívoli